Una vez levantados y desayunados, nos dirigimos hacia Agaete
concretamente a la iglesia de San Pedro, donde se empieza la aproximación de
unos 30’ .
Como marcaba el pronostico del tiempo, LLUVIA.
Arantza y yo nos preparamos y salimos en búsqueda de la
ferrata esperando que la lluvia sea el calabobos que esta cayendo y que el
pronostico acierte en que parara de llover a media mañana. Mientras Dani se va
a hacer una excursión por los alrededores y visitar el pueblo.
Una vez llegado al inicio de la ferrata, PREMIO, deja de
llover, así que nos cambiamos y nos adentramos en el peculiar inicio de la
ferrata, adentrándonos en una fuente con una pequeña cuevecita, donde nos
mojamos enteros ya que había que arrastrarse un poco.
La progresión por la ferrata es muy cómoda y sencilla, hay
tramos bonitos pero por lo general es una progresión con el objetivo de ganar
altura.
De repente nos encontramos con una bauma, con una curiosa
forma de superarla y una larga y espectacular placa vertical, donde ya empieza
la altura a dar ambiente a la ferrata.
Una sucesión de pasos verticales nos llevan hasta otra
repisa, donde nos encontramos otra vez la curiosa forma de recogida de agua que
en la ferrata Alquimia.
Aquí hay que ir con cuidado porque observamos como la
ferrata continua hacia arriba pero nosotros tenemos que continuar el cable para
abajo y…
Seguidamente una pequeña travesía andando y nos encontramos
con una placa de unos 15m sin cable de vida.
Poco a poco y asegurándonos en los
escalones superamos este tramo, hasta encontrarnos con el puente tibetano.
Salimos andando y llegamos al tramo vertical que hemos
dejado antes, una larguísima placa donde los agarres alejan, que junto a la
altura y que algunos se mueven ligeramente si tiramos de ellos hacia fuera y no
hacia abajo, le da mucha emoción a este tramo.
De repente llegamos al final del 3er tramo y nosotros pensábamos
que ya se había acabado, ya que había que ir siguiendo las marcas rojas por una
pared de piedra muy resbaladiza debido a la lluvia.
Pero no, la ferrata seguía
por aristas y zic zagueando para encontrar los pasos mas bonitos y a la vez mas
fáciles para poder llegar al final de la misma. Hemos empleado poco menos de 3
horas.
Una vez arriba, notamos el fuerte viento que nos acompañaba durante todo el recorrido
pero sin la protección de la pared y nos invade una densa niebla que nos
dificultaba seguir las marcas y nos obliga a sacar el GPS y abrigarnos para
afrontar el largo retorno.
Seguimos una cequia hasta encontrar una presa y de pronto un
bonito camino por en medio de un bosque, nuestra alegría era eterna pensando
que el retorno seria así de bonito.
Pero al cabo de unos centenares de metro llega la pesadilla,
una eterna bajada por lo que es muy parecido a una calzada romana mojada, una
autentica tortura para los resbalones y los tobillos.
Después de 1h 30’
de retorno, Dani ya nos estaba esperando. Comimos algo y decidimos irnos a dar
una vuelta por La Palma. Al llegar, nos encontramos que era el inicio de los
Carnavales, así que fuimos a visitar la ciudad.
Y por la noche vimos
los desfiles con unos buenos mojitos.
A las 22h decidimos irnos en busca de un alojamiento sin
antes pasar a ver el gran Rocodromo urbano de Telde.
El día siguiente a las 8am estábamos en el aeropuerto de
vuelta a BCN.
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